lunes, 29 de diciembre de 2014

Rainy day

No sé qué es lo que me gusta tanto de la lluvia pero cada vez que llueve me surgen esas ganas de escribir. Quizá porque miro por la ventana y me imagino cómo otros, estén donde estén, están haciendo lo mismo. Disfrutando del momento. Del ruido de las gotas sobre el techo, sobre la calle, y los relámpagos.
A-
Título: Plain White T's


1.000 times

Son las siete de la tarde y acaba de llegar a su casa. Agotada por el viento y la lluvia molesta, se saca la campera y la cuelga junto al paraguas en el secarropa. Prende la pava eléctrica y se prepara un té. Tiene algo en la cabeza desde la mañana y le molesta no poder controlar su ansiedad y sus ganas de cambiarlo. Es un simple detalle, nada que no sea soportable, sin embargo ella necesita poder hacerlo y poder dejarlo como ella quiere que esté. 
Será extremadamente perfeccionista y obsesiva pero si algo le gusta de su personalidad es que es perseverante. Mientras toma su té, ya instalada en su escritorio blanco, prende la computadora y se decide a reparar aquello que le molestaba tanto. Al cabo de diez minutos, lo logra. Se siente completa, feliz. Por más que no le cambie de nada, se prueba a si misma que si quiere algo lo puede lograr, por más difícil que sea, es cuestión de voluntad.  
A-
Título: Sara Bareilles

Dream on

Creo que uno de mis peores defectos es que trato de encontrar en mi vida similitudes en las vidas de protagonistas de películas, series y libros. Y creo que, que no me pase como les suele pasar a ellas es lo que me da más miedo. 
Porque no sé qué es lo que viene después, porque no puedo volver atrás si no entendí algo. Pero la vida es así, te da oportunidades de modificarla y ser vos la dueña. Vos escribís el guión y sos la protagonista al mismo tiempo.

También sé que me guío mucho por las opiniones de los demás, soy demasiado dependiente y cualquier opinión sea buena o mala de alguna manera termina condicionando cómo actúo. Pero estoy cansada de temer decidir por mi cuenta y ser yo la que sea cien por ciento dueña de esa decisión. Creo que temo independizarme, pero a su vez, es lo que estoy buscando.

Este último mes logré muchas de las cosas que estaba buscando. Viajé sola y recorrí una ciudad de la mano de mi cámara de fotos, conseguí trabajo y me animé a dejar de lado las opiniones de los demás y probar, equivocarme. Porque creo que eso es lo que me falta a mi... espíritu de aventurera, jugármela un poco más sin juzgar. Mirar las cosas de otra manera, con otros ojos, ponerme en el lugar del otro y hasta intentar entender el punto de vista del otro sin ser tan crítica.

A-
Título: James Morrison

Promises

Dicen que escribir es como una terapia, que te sirve para desahogarte y sacar todo lo que tenes dentro. ¿Pero que pasa si cuando sacas lo que tenés vas contaminando tu alrededor? Tengo mucha angustia, bronca y desilusión y cada vez que intento escribir de eso, se nota en mi humor. 
Mi problema es que no puedo olvidarme de las cosas tan rápido... es más, me cuesta olvidarme de las cosas. Sí, se puede decir que soy rencorosa, o como quieras decirlo, pero no puedo de dejar de olvidarme.
A-

Título: India Arie

Say something

Una vez que agarro un libro es muy difícil no involucrarme personalmente. Me suele pasar (y sobre todo aquellos narrados por mujeres) que empiezo a hacer de mi vida un libro. Un libro donde yo soy un rejunte de características de diferentes personajes de diferentes libros, intentando ser una mezcla perfecta, cuando en realidad, no le llego ni a los talones.
Me baso en las experiencias de las protagonistas e intento identificarme con ellas. Hasta en lo más mínimo, cualquier insignificante detalle que cualquier persona podría pasar por alto del relato, yo lo tomo y genero empatía en la protagonista.  
Quizá es que pienso que las novelas surgen de situaciones comunes y corrientes, totalmente ordinarias, convirtiéndose en historias súper interesantes y atrapantes. Quizá es así como intento que me sucedan las cosas a mi, cuando en realidad ya está todo escrito. 
Como diría Carrie, "I couldn't help but wonder..." ¿Por qué siento que me tengo que basar en ficción para que lo que me pase sea verdadero? ¿Por qué no me conformo con una historia común?
A-

Título: A Great Big World

Crush

Tomé el último sorbo de café y puse el señalador en el libro. Era uno de esos tantos días donde querés hacer algo y no sabes qué. Donde la ansiedad, los nervios, el cosquilleo en el estómago, salen de la nada y sin razón. 
Algo me inquietaba. Quizá el hecho de pensar siempre de un día más. De intentar adelantar el futuro. O quizá sólo por pensar en la infinidad de planes que me quedan hacer. Arranqué una hoja del cuaderno y saqué una lapicera. Empecé a enumerar en una "wish list" la cantidad de cosas que quería hacer...

  • Viajar y recorrer con la cámara lugares como Tailandia, Califronia, Nueva York....
  • Mudarme sola
  • Conseguir un trabajo que me encante
  • Volver a tocar el piano o empezar con saxo
Pero frené ahí. La lista podía ser interminable. La cantidad de cosas que quiero hacer no alcanzan en una hoja, sin embargo... aquello que no anoté era lo que más quería. Quizá el hecho de que las vea como posibilidades tan lejanas (por lo menos las primeras dos), quizá tantos libros de Nicholas Sparks me quemaron el cerebro, o quizá no es para mi...
Tantos años esperando la historia, esperando un te quiero más significativo que el de mis amigas o familiares. Y me conozco demasiado bien como para saber que no voy a dejar de buscar.
Y, cuanto más busco, peor me hago, y menos encuentro.
A-

Título: Gavin DeGraw

All this time

¿Por qué me cuesta tanto desprenderme de una idea? ¿Por qué me baso tanto en algo inexistente? Me sigo preguntando lo mismo, año tras año, pero aún así no logro cambiar.
Me cuesta ver la realidad, la tapo con mis ideas y mi ideal del mundo perfecto, decoro absolutamente todo para que parezca y suene más lindo. El problema es, cuando después de tanto engañar con esa idea perfecta, me empiezo a engañar a mi misma.

A-

Título: Sting

Waiting for a boy like you

Enfundada en la cama, con una de esas películas cursis, con un café bien caliente me entregué a aquella historia de amor totalmente ajena a mi. No podía parar. Toda mi vida imaginándome una historia para mi, y siempre salgo perdiendo yo. Yo y mis emociones. Yo y mi cabeza. Siempre me pasa lo mismo, me consumo sola, pero esta vez pensé que iba a ser diferente. Esta vez no pensé que estaba tan errada. Esta vez estaba demasiado involucrada. 
Cuanto más te conozco, menos temo perderte, más te aseguro y menos garantizo la decepción.
Si, en cambio, fuese una persona que apenas conozco, el golpe es más fuerte y el olvido más rápido. Bah, qué se yo. No sé nada en realidad. 
Quizá mi problema es que no me gustan las películas de terror. Quizá tanto tiempo viendo el mismo género me hizo una idea errónea de la realidad. O quizá es la dependencia del celular que tanto generaste. Estoy pendiente, y ansiosa. Dejá de pensar, Agustina. Tenés otras cosas por preocuparte. Pero ahí estoy de nuevo, a la espera. 
Qué triste es terminar siempre igual. 

Have you ever hated yourself for staring at the phone? Your whole life waiting on the ring to prove you're not alone.
A-

The sun doesn't like you

Tenía ganas de escribir una carta. Una de esas cartas para una persona en particular. De esas que nunca las vas a mostrar, y nunca las vas a volver a leer. Quería desquitarme, me sentía impotente. Era, más que nada, una carta de despedida. 
A medida que iba escribiéndola, me iba dando cuenta de lo importante que resultaba para mí ese adiós. Necesitaba olvidarme y seguir con mi vida. Pero no sé por qué siempre terminaba volviendo a pensarte. 
No fuimos nada, no me dejaste serlo. Te esperé cuatro años, CUATRO. No sé si en aquél momento estaba demasiado enamorada de una simple imagen o qué, pero creía que existía o existiría un nosotros. Y sí, también hay que considerar que era una chica de catorce años que buscaba su historia de amor. Y que, simplemente por eso, la creé sola. 
Quizá para vos eran solamente conversaciones, para mí eran todo. Todavía me acuerdo los nervios que sentía cada vez que te hablaba. Tan típico mío. Cinco años después me doy cuenta lo ilusa que fui en ese momento. Pretendía (pretendo) mi vida como una película, creía que las cosas pasarían como en las típicas películas románticas donde el hombre volvía por la mujer y terminaban felices y bláblábláblá
Todavía me acuerdo esa fiesta donde estaba segura, segurísima, que íbamos a estar. Siempre con todas las expectativas, siempre lastimándome sola. No solo no hablamos, sino que estuviste con otra. Te odié, pero no podía no quererte, ¿masoquista, no? Después, para colmo, te seguí hablando. ¡DIOS! Estaba totalmente ciega. Era un típico amor adolescente que no podía superarlo. Necesitaba un cierre. 
Después de un año, o quizá dos, cuando me dí cuenta que no tenía chances con vos, me rendí y me "olvidé" de vos. Suponiendo que olvidar implicaba que cada vez que escuchara esa canción que tanto se parecía a como yo me sentía, no dejara de cantarla. Something always brings me back to you, it never takes too long. No matter what I say or do, I still feel you here 'till the moment I'm gone.... 
El mundo es chico, más compartiendo todo lo que compartíamos, no podía dejar de verte en todas partes. Tampoco podía dejar de actuar como una inmadura. Dudando siempre de saludarte o no, de qué decirte exactamente o de retomar las largas conversaciones que teníamos todas las noches. En fin, los encuentros empezaron a ser más casuales y menos incómodos. Estaba lista para pasar de página, ya había aceptado que no iba a pasar nada, si en esos cuatro años no me habías hablado, tampoco lo harías en ese momento. Sin embargo, cada vez que te veía ciertas esperanzas tenía, no voy a decir que no, pero dejé de maquinarme como lo hacía antes. Además, ya había madurado. dieciocho años era toda una nueva cosa. Nada de historia de Disney, nada de nada. Así fue como terminamos en una misma previa. Me acuerdo que llegué cuando ya nadie estaba lúcido, sólo yo, que tampoco duró mucho. De mis amigas sabía poco y nada, y de los chicos que estaban, conocía a todos de vista, pero sólo a vos te conocía bien. De todas maneras no te iba a hablar, no teníamos nada que hablar, además, me avergonzaba acordarme la cantidad de cosas que te había llegado a decir a los catorce. 
Finalmente, después de cuatro años, decidiste encararme. Supongo que cualquier chica en mi situación te hubiese mandado a la mierda. Pero en aquél momento creo que volví a la épocas de fiestas de quince y me imaginé todo de nuevo. "Hay que terminar lo que empezamos", me dijiste. Y ahí no sólo me ilusioné, sino que todas mis expectativas de aquél momento se cumplieron. No podía creer que hayas pensando que había algo, siempre creí que era la única que veía algo (o quería mejor dicho). 
Esa noche cerré lo que hacían años quería cerrar, pero no me alcanzaba con eso a mi. No con vos, por lo menos. No con nuestra historia. No podía terminar ahí, tenía que haber más. 
A los dos días me dijiste de una fiesta en tu casa, y fui con todas las expectativas. Preparada. No sólo me lleve una de las mayores decepciones tuyas, sino que me sentí totalmente usada. Ni siquiera te dignaste en saludarme. 
Supongo que ese golpe me hizo bajar a la realidad, me obligó a olvidarte. Me ayudó a superarte. Me abrió los ojos. A pesar que cada vez que escucho Gravity me acuerde de mi a los catorce, ya no te recuerdo a vos más que un amor de la infancia platónico, que dejó de serlo para convertirse en un chico más.
A pesar que te superé, siempre va a estar en mi la tonta-idealista-enamoradiza-romántica de esos años, salvo que ahora no va a ser por vos.
A-

Título: Norah Jones

Pure imagination

Estoy volando. Es increíble cómo me ilusiono con pequeños (quizá insignificantes) momentos. Soy extremadamente ansiosa, las cosas las quiero ya. Y lo peor de todo: mi cabeza. Me vuelve loca. Pienso todo demasiado. Dejá de maquinarte, Agustina. Basta de la película.
A-

Título: Jamie Cullum

Spend a lifetime

Me preparé un té y me senté en la cocina, dispuesta a escribir en mi cuadernito. Un millón de ideas daban vuelta por mi cabeza, pero ninguna concreta para escribir de ello. Siempre me pasa lo mismo, cuando tengo tiempo de escribir, me desvelo.
Me puse a caminar por la casa, hasta que me cansé de dar vueltas y me volví a sentar. Mientras tomaba mi té miré a través de la ventana, al edificio den frente. Era una tarde muy típica de invierno, el sol de las seis de la tarde ya casi no se percibe. Las luces de los departamentos empezaban a permanecer prendidas, las siluetas de las personas se podían distinguir. Miré por unos minutos a una de las luces de un departamento que se acababa de prender y los ví. Una pareja de jóvenes de unos veinti tanto. El chico era alto y robusto, ella era chiquita. Acababan de entrar al departamento, estaban contentos. Se tomaban de la mano mientras caminaban al otro ambiente. Al rato volvieron a aparecer con dos tazas y se sentaron en la mesa. Me quedé observándolos un rato, hasta que me di cuenta que de esa manera me imaginaba yo.
El solo hecho de pensarlo me hizo un nudo en el estómago. Me surgieron esos nervios, ese cosquilleo en el estómago. Esa ansiedad. Me suele pasar, eso de querer saber cómo vas a estar en tres años, qué vas a estar haciendo de tu vida, con quién vas a estar.
Me pregunto cuándo voy a volver a tener una imagen más clara del qué será. Me resulta molesto no saber por dónde sigue el camino, siento que necesito tenerlo resuelto. De esa manera estaría tranquila. Pero por el otro lado, me gusta también la intriga y la sorpresa. El estar dispuesta a cualquier situación.
A-
Título: Jamiroquai

Slow dancing in a burning room

Las tardes de los domingos en el parque. Mate y pasto. Tus manos en mi pelo. Las escapadas de fines de semana en auto. Nuestra música. Los almuerzos rápidos. Nuestras charlas. Vos leyendo Borges. Las mañanas de los sábados de invierno. Abrazados. Nuestra infinidad de CDs. Las fotografías de mis flores. Mis pies fríos contra los tuyos. Queriéndonos. Adivinar canciones en la radio. La manera de jugar con mis anillos mientras estudio. Vos pintando en medias. Me miras y sonreís. Cocinar y cantar. Los miércoles de cine. Las flores que me regalaste en la cocina. El olor a café. 
A-

Título: John Mayer

No one

Me senté en mi escritorio que daba a la ventanita rodeada de flores. Los primeros rastros de primavera se empezaban a notar en las Lilas que me habías regalado. Me mirabas y lo sabía. No me detuve igual, quería escribir. Quería contar nuestra historia.
Empecé a escribir de la primera vez que nos conocimos.
De aquél café tan concurrido de Palermo. Del frío que rodeaba las calles y del olor a café que ambientaba al lugar. Escribí de cuando me acerqué a pedirte la silla que no estabas usando, cuando me pediste que me sentara ahí, y cuando, no sé por qué, acepté. 
Pasé a escribir nuestra primera salida. Por la misma zona, en el barcito. Los nervios y la emoción de ese momento. Lo bien que la pasamos, lo lindo que fue conocerte mejor.
En eso te miré. Dejé de escribir para contemplarte, serio y concentrado sin dejar de ser ideal. Tirado en el sillón, con la computadora en las piernas y tu pelo castaño medio despeinado. No pude evitar sonreír. Tu estilo tan desarreglado, tan espontáneo, y yo tan... yo.
Siempre creí que el amor era un pensamiento, una idealización de la gente, un estereotipo de las películas. Era simplemente por el hecho de que nunca lo había sentido así. En cierto sentido les tenía envidia a aquellas personas que de verdad habían encontrado a alguien que los quiera incondicionalmente. 
Sin embargo, ahí mirándote los entendí
A-
Título: Alicia Keys

To the grey life

Solía extrañarte, el hecho de imaginarme en diferentes contextos y situaciones sin vos me parecía extraño. Sin embargo ahora parece todo mucho más claro. Me decían que no tenía que basarme en un sólo hecho, que no podía ser tan extrema. "Vas del 0 al 100 en segundos", quizá sí, no lo niego. Pero me lastimaste y decidí seguir adelante. No sé si fue la mejor decisión, tampoco si en algún futuro me arrepentiré. Sólo se que ahora estoy bien, estoy mejor. 
Fue todo muy rápido. Nos conocimos rápido, y así entramos en confianza, rápido. Compartimos tantas cosas que lo que más me dolió fue la traición. No supiste hablarme. Así como rápido viniste, rápido te fuiste. Te superé en un abrir y cerrar de ojos y, ¿lo peor? No te extraño. Para nada. 

A-
Título: The Great Fiction

Waiting all night

Mientras cenaba recordé el primer día que nos conocimos, en realidad el primer día que hablamos en serio. Yo ya te tenía de vista de antes, siempre pensé que no me reconocerías, hasta que en aquél bar nos cruzamos. Yo estaba con un jean y una remera desarreglada, de haber sabido de antemano que saldría me hubiese puesto un poco más presentable. Habíamos organizado con mis amigas de la facultad a último momento. Vos tenías esa campera verde que llevas a todos lados con una camisa cuadrillé.
Te vi y seguí caminando, vos no me ibas a reconocer. De todas maneras, estaba pendiente de vos. Te miraba disimuladamente. Te buscaba entre la gente, y ni siquiera se por qué.
Esa misma noche, cuando mis amigas ya se habían ido con sus novios y me encontraba en la barra, sola, apareciste vos. Sin registrarme (o eso fue creí), abrazando a una rubia. Te miré y volví la vista a mi vaso de cerveza lleno. Me agarraron nervios, y supe que era porque me estabas mirando. Levanté la cabeza y te vi, confundido entre la rubia que te estaba apurando y conmigo que instantáneamente me puse colorada. Me saludaste, aunque no sé por qué, y te fuiste. 
Tomé el vaso de cerveza en la mitad de tiempo que en lo que tardé en pedírmelo. Estaba en otro mundo. Estaba concentrada pensando en la situación que acababa de pasar, me dieron ganas de volver a mi casa. Me quería ir. Mis amigas con sus novios y yo sola. Me puse a buscarlas para avisarles que me iba. Los vi a lo lejos, los cuatro hablando en una mesa: ellas dos con sus novios amigos, tan cliché, tanta envidia supongo también. Mientras caminaba por el medio de la multitud de ese bar tan chico, empujando y haciendo paso para pasar entre la gente, te ví con ella. Con la rubia petiza contra la pared. Pegué la vuelta, y me dirigí al baño. No entendía por qué te daba tanta importancia a vos, no te conocía pero me importabas. Avancé rápido y me metí. Entre los típicos grupitos de chicas pintándose me encontraba yo, sola, pensando en... vos. Me dabas vuelta la cabeza y me dí cuenta que me encantabas sin siquiera haberte conocido. Al salir, te veo esperando, solo. Traté de esquivarte, pero me frenaste. Me saludaste, como si no nos hubiésemos visto antes, qué irónico. Mientras les escribía a mis amigas que me iba, salí del bar.
Me puse a buscar a algún taxi que pasara por ahí, no era mi día de suerte aparentemente. Además, llovía. Me quedé debajo del pequeño techo mientras buscaba algún número de taxis. Tenía frío y me quería ir. En eso me tocan la espalda, instantáneamente me doy vuelta. Estabas vos. 

A-

Bluebird



La gente crece, cambia. Conoce nuevas amigas, amigos, salen con alguien, se ponen de novios… ella no. Por más que vuelva locos a bastantes chicos, ninguno la sorprendió lo suficiente. Y es ahora, cuando sus amigas están todas saliendo con alguien, cuando entiende la realidad que vive. La abruma el deseo de salir, conocer otras personas, desprenderse de la burbuja. Pero por más que lo intente, siempre vuelve. Se siente, dentro de todo, atrapada. Pero no se esfuerza para salir, y vuelve siempre al mismo lugar. Los chicos que le intrigan o interesan, jamás se fijarían en ella. Es tímida, y no se animaría a hablarles de la nada. Además, su autoestima influye siempre, y termina sin arriesgarse. Se pierde en lo que los demás podrían pensar de ella, por eso es tan insegura, y ahora que sus amigas están todas ocupadas con alguien, la inseguridad crece. Todo lo que logró hacer durante años, ahora lo está perdiendo. Sus amigas están en otra, en el edificio no vive nadie de su edad con quien hablar, y sale menos de lo que hacía. Le desespera saber que en una semana termina el colegio y todavía no tuvo ningún novio. En realidad tener novio o no, no le cambia, pero no conoce lo que es el amor. Nunca nadie le dijo te amo, ni la invitó a cenar. Casi todos los chicos con los que estuvo, desaparecen a la tercera vez que hablan.  Ama las películas de amor, las típicas románticas que terminan todos felices. Pero por el otro lado, se siente mal saber que no va a terminar como las protagonistas de las películas. Ella es su propia protagonista y en esta película todavía no apareció nadie. Puede pasar horas escuchando música, tomando algo en alguna cafetería y dibujando. Pero sabe que no le va a caer nadie del cielo de esa manera. Un día, como cualquier otro, se propuso cambiar. Dejó sus inseguridades y salió a la calle, como una persona nueva.
A-
Título: Sara Bareilles

Somewhere else

Mario y Beatriz tenían una rutina bastante monótona. Desde la mañana hasta la noche. Él se levantaba temprano, desayunaba y se iba caminando hasta la esquina, donde compraba el diario, lo leía y a las diez preparaba una tostada y un café y los llevaba a la cama, donde despertaba a su mujer. Se iba a duchar y salía al trabajo, mientras ella se quedaba en la cama desayunando y leyendo el diario. Alrededor del mediodía, Beatriz comía un poco de las sobras de la noche anterior y se tiraba a ver la novela mexicana, después se dormía una siesta y Mario, a eso de las cinco (que a esa hora ya había regresado del trabajo), la levantaba para tomar el té en el balcón mirando el mar (los días que no hacía mucho frío y que estaba lindo). Después él se tiraba a ver la televisión, estar en la computadora y jugar al solitario mientras Beatriz iba a lo de sus amigos que vivían a un par de cuadras. 
A las ocho, ella ya estaba preparando la cena, normalmente eran ellos dos salvo cuando los visitaban Ana (la hermana de Mario) y su esposo que eran vecinos hace unos cuatro años ya, o alguno de sus nietos que iba a veranear ahí. Después de cenar Beatriz lavaba los platos y Mario miraba su programa de futbol de todos los días y después se iba a dormir, temprano; mientras Beatriz después de lavar los platos se sentaba en el balcón a ver el mar y hacer las cruzadas tomándose una copita de vino blanco. No había mucho que decir de ellos dos más que eran una pareja de más de treinta años juntos. Los rodeaba la monotonía, sus rutinas diarias parecían no afectarles en absoluto. Quién sabe cómo harán para mantener su relación tan estable, si hacen todos los días lo mismo. ¿Querrán cambiar en algún momento? ¿Cómo es que todos buscamos la felicidad en lo complicado mientras que ellos disfrutan con lo simple, sencillo y monótono?
A-
Título: Travis

Heartless

Se observaban en silencio cuando le tomó la mano. Sus dedos entrelazados encajaban perfectamente, parecía que estaban destinados a permanecer ahí, juntos. El simple hecho de que le tome la mano implicaba algo más. Esa primera sensación que sintió cuando la tomó, una mezcla de alegría, nervios, seguridad, felicidad. Se sentía cómoda con él, y se olvidaba por completo que estaban en público. Y era eso... sólo ellos dos tomados de la mano, nada más importaba, nada más er relevante. Una situación común y corriente para las parejas, casi indiferente para la gente, sin embargo para ella era mucho más. El sentimiento de pertenecer a algún lugar, de saber que estaba en el lugar indicado con la persona indicada la llenaba de ilusión. Todo aquello que los rodeaba de pronto ya no era importante, se sentía en sus miradas. Cada uno fundido en el otro, sin hablar, sin hacer gesto alguno, se entendían como si se estuvieran transmitiendo los pensamientos. Y ahí comprendió como una mirada puede decir más que mil palabras.
A-
Título: The Fray

The freedom song

Me subí al colectivo, sabiendo que iba a llegar temprano; nunca tardo más de quince minutos hasta mi casa. Estaba escuchando música; siempre escucho música. Ya tenía el llavero en la mano, no vaya a ser cosa que eso me saque tiempo; siempre estoy apurada, aunque nunca necesito ir a algún lado en particular. Me bajé y caminé las cuatro cuadras, a paso rápido; siempre voy rápido. Mientras esperaba en el ascensor, escuchando ese tema que tanto me gusta, me surgieron esas ganas de tocar el piano. No sabía si me acordaría algo, o si de verdad podría tocarlo, hacían ya varios meses que no tocaba una sola nota. Sin embargo, era uno de esos momentos en que necesitas hacerlo, no querés hacer otra cosa. Abrí la puerta, dejé el llavero junto al abrigo, la cartera en la mesa, las botas de lluvia en el piso y fui directo al living. El piano color café, algo gastado, estaba allí. Levanté la tapa, resoplé el poco polvo que se apoyaba en las teclas y me senté en el silloncito aterciopelado marrón. Dejé que mis dedos recorrieran las teclas, reconociéndolas una por una. Y, sin siquiera pensarlo, me encontraba tocando la pieza que más me gustaba en aquellos momentos que solía tocar el piano constantemente. Me entregué al piano, a la melodía, a lo que mis dedos me guiaban; era casi involuntario. Impresionante lo que sabía sin saber que lo hacía. No necesitaba nada más que la melodía que poco a poco iba reproduciendo para saber que tenía que estar ahí, era ese momento lo que precisaba. Ese sentimiento de plenitud que encontré; la delicadeza de los dedos sobre las teclas y el pie sobre el pedal.
A-
Título: Alicia Keys

Born & raised

Ella seguía tratando de averiguar cómo iba a ser su historia de amor, seguía pensando en su película, esas donde se aparece la persona indicada en el momento indicado. Seguía buscando entre el montón a esa persona, a su persona. Lo deseaba tanto que hasta podía imaginarse cómo sería, o cómo empezarían a hablar. Seguía buscando coincidencias insignificantes para creer que él era el indicado.


A-
Título: John Mayer

You are young

 En ese momento ella estaba de novia, y él, bueno... no. Ella estaba feliz, o al menos eso creía. Su relación no iba ni para adelante ni para atrás, estaba atascada en aquél amor infantil que tantos recuerdos le traían, pero que ya no significaba nada. Tantas anécdotas compartidas que con el tiempo se iban desvaneciendo. Temía decirle cómo se sentía, temía cómo se lo tomara y lo que le dijera. Pero más que nada temía estar sola. Pero ella no sentía nada cuando estaban juntos, sólo un vacío que lo disimulaba con una sonrisa falsa. Él, por el otro lado, estaba soltero, tranquilo. Su última relación había terminado hacía ya un año.
Se conocieron un sábado de febrero. Uno de los muchos sábados soleados del verano, en un picnic. A ella la había invitado una amiga que había conocido en enero en las vacaciones, y cuando le dijo del plan al principio no pensaba ir. Tan sólo pensar en un picnic con gente que no conocía, tomando mate (que no le gustaba), y jugando juegos que no conocía le causaba cierta desconfianza. Sin embargo, no tenía nada más para hacer ese sábado por la tarde, así que decidió ir. Se puso las zapatillas, agarró un buzo de algodón y un paquete de galletitas y se fue a la casa de su amiga. 

Cuando llegó fue directo al patio, donde estaban todos sentados en ronda. Vio que sólo había un par de chicas (las cuales no conocía ni eran amigas de su amiga) y los demás eran todos chicos. Ya se estaba preguntando dónde había ido. Dejó las galletitas en el medio de la ronda y saludó a su amiga y a dos más que estaban hablando con ella y se sentó al lado. Al principio no fue tan grave, estaba con su amiga poniéndose al día, hasta que ésta se fue para adentro. Estaba un poco incómoda, ella tímida sola, rodeada de un grupo numeroso de chicos que suponía que se conocían, jugando a las cartas, tocando la guitarra, comiendo, conversando. No podía estar toda la tarde dependiendo de su amiga que, al ser la dueña de la casa, tenía miles de cosas que atender, así que se puso a hablar con uno de los chicos que había saludado apenas llegó, estaba tocando en la guitarra un tema que le encantaba. Era tranquilo y simpático, le contó que tocaba la guitarra hace tres años y hablaron de bandas que compartían. Después le mostró una de sus favoritas que reconoció rápidamente.

Le contó la historia de cómo había conocido a su amiga, y lo loco que era que sólo se conocieran hace un mes y ya eran casi íntimas. Después de un rato de hablar y de un par de silencios incómodos, él le enseñó a jugar a un juego de cartas y la integró con el otro chico que había saludado cuando había llegado. Y así pasó el resto de la tarde, hablando con dos chicos mientras su amiga estaba adentro con su novio. 

A medida que iba oscureciendo la gente se iba yendo y, como era de esperarse, terminó siendo la última en irse. A fin y al cabo no la había pasado tan mal como se imaginaba e inclusive habló con un chico, con el chico. Saludó a su amiga y quedaron en arreglar para merendar algún día, para que no se corte la relación. Una vez arriba del auto, bajó la ventanilla y gritó “lo amo!”,refiriéndose al chico de la guitarra.

Pasó un mes y ella decidió poner una fecha para ver a su amiga. Era un miércoles a la tarde cuando se encontraron en un café y se pusieron al día. En uno de los muchos temas que tocaron, le mencionó al chico de la guitarra y le confesó que lo quería ver. Estaban a pocas cuadras de la casa de él, así que su amiga lo llamó y le preguntó si quería reunirse con ellas. Finalmente fue, y estuvieron hablando un montón, ya se conocían bastante y se simpatizaban mutuamente. El tiempo pasó rapidísimo y cuando se fijó en la hora se dió cuenta que se tenía que ir. Los saludó y le prometió a su amiga que se iban a volver a juntar así, y cuando se estaba yendo él le dice “vos tenías novio, no?”, era la pregunta para ella. Sabía que le encantaba ese chico, pero se quiso matar porque estaba de novia ya por costumbre, era una rutina. Asintió con la cabeza y finalmente se fue. Irónico fue que después de merendar con ellos, se fue a lo del novio. Llegó, y como siempre, se quedaron en la cocina, haciendo nada.

También era ilógico cómo lo tenía de amor platónico al chico de la guitarra sabiendo que casi ni lo conocía. 
Un par de veces más se juntó con su amiga y quedaron con los chicos del picnic. Esas reuniones después de clases hicieron que se conocieran más, y que ella volviera a sentir lo que era esa sensación de nervios-felicidad que hace tanto no sentía. Intentó imaginar cómo seguiría con su novio. Y no pudo, no podía ver más allá de lo que habían vivido. Algo le decía que era hora de terminar. Comprendió que ese amor antiguo ya no era un amor real, sino un amor por costumbre. Comprendió que lo que sentía años atrás no eran más que recuerdos del pasado, y que no podía seguir con esa monotonía que se estaba convirtiendo irritante. Así decidió de una vez por todas terminarla. No reaccionó mal, ya que no era muy inesperada la ruptura. Cortaron y nunca más supieron del otro. 

Él se enteró de la ruptura de ella, y decidió que no tenía que perder más tiempo. Era predecible la atracción de uno con el otro. 


La manera que se miraban, esa forma de olvidarse de todo lo que los rodeaba y verse únicamente a ellos. 

El tiempo se frenaba, sus corazones se aceleraban. 

Se entendían sin hablar. 
El ruido que los rodeaba se convertía en un silencio que los dejaba aislados de los demás.
A la siguiente semana la invitó a salir.
A-
Título: Keane

Spoiled

¿Quién será él? No lo conozco, pero no puedo evitar no mirarlo. Con sólo unos minutos sabía que tenía que hablarle, pero algo dentro de mí me frenaba. ¿Era el miedo al rechazo? ¿Eran los nervios? ¿Vergüenza? Quería hablarle, quería acercarme, pero no podía, y me conformé únicamente con la mirada. Cuando él finalmente me miró, y las miradas se cruzaron entre el silencio, me quedé observándolo. Ese fue el único contacto que tuvimos, ninguno emitió palabra alguna, ni gestos, solamente nos seguimos con los ojos. Nos observamos en silencio.
A-
Título: Joss Stone

Hopes & fears

Supongo que todos en algún momento tenemos miedos. Tengo miedo a lo que tarde o temprano tiene que llegar, a lo que se va a perder. A que cambien las cosas. Tener esa sensación de nostalgia y duda, resentimiento, tristeza, pero a la vez nervios y ansiedad, impaciencia. No saber lo que te espera te atrae, te motiva a seguir pero, ¿y si te decepciona? ¿Nos vamos a tirar para atrás tan rápido? ¿Cómo va a ser todo? Empezar de nuevo, sólo, independiente. Nuevos amigos, nuevos espacios. Pero a la vez, ¿perderemos amistades? Tengo miedo de lo que nos espera, de que se abran las puertas a diferentes posibilidades, nuevos desafíos y nuevas metas.
Tarde o temprano hay que atravesar esa puerta, pero ¿qué si te metes en el pasillo equivocado? ¿Podré caminar sola? ¿Voy a poder arriesgarme por un pasillo sabiendo que dejo otros atrás?
El camino de vuelta, ¿es complicado? Tantas dudas, tantas opciones, tantos caminos.
A-
Título: Keane

Glitter in the air

Conteniendo las lágrimas en los ojos. Con un nudo en la garganta. Se prometió que no podía llorar. No en ese momento. No en ese lugar.
A-
Título: P!nk

Sweater weather

Se dirigió a la misma mesa del mismo lugar. Pidió lo mismo de siempre y sacó su block de hojas blancas y una lapicera y se puso a garabatear. Mientras su lapicera recorría el papel haciendo mamarrachos y cosas sin forma, pensaba. Pensaba en lo que le había pasado últimamente, lo abatida que se sentía. Pensaba también en la gente que la rodeaba, sus amigos, compañeros. Ella, simplemente ella. ¿Marcaba alguna diferencia? ¿O era únicamente una más de la multitud? So faltaba, ¿la extrañarían o no? ¿Alguien la necesita? Lo único que podía pensar era en ellos, en la gente. Como te puede lastimar sentirte que no perteneces a ningún lugar. Se sentía dolida, sola.
Los demás le pasan por arriba y ella no es capaz de defenderse, de defender lo que quiere, de mostrar cómo se siente, de dar su opinión, de hacerse ver, de aparecer.
¿A alguien de verdad le importa lo que ella quiera o lo único que les importa es el beneficio que obtienen? ¿Si deja de hacer algo bien, se preocuparían del por qué o le cambiarían el lugar? ¿Será fácil reemplazarla?
Dejó de dibujar y observó el papel. Aquél papel blanco ya no era blanco. Sus dibujitos habían tapado toda la hoja, y al mirar lo que había garabateado encontró un papel cubierto de corazones, florcitas, nubecitas, estrellitas y más que nada gotitas. Todas de diferentes tamaños y formas. Sonrió a sí misma y comprendió lo triste que estaba. Se sentía una hormiga diminuta alrededor de los demás, que le pasan por arriba sin importar lo que sienta, o lo que piense al respecto. Una hormiga más del hormiguero. Las lágrimas comenzaron a caer sobre sus mejillas y al rato el papel dibujado era nada más y nada menos que un papel mojado, arruinado. Es increíble lo rápido que se le arruinaron los dibujos. Se secó las lágrimas y guardó la lapicera y el cuaderno en su bolso, se levantó, se puso su tapado, sacó su paraguas y se fue caminando. Sabía que tenía que seguir adelante, que por más que no le pasen cosas buenas en esos momentos no se tenía que dar por vencida, en algún momento la situación se invertirá y será ella quien podrá seguir adelante. Porque eso es ella, una hormiga que pase lo que pase va a lograr salir adelante, esté sola o no.
A-
Título: The Neighbourhood

Feeling the same way

Gente apurada, impaciente, torpe. Caminando lento, rápido. Mezclándose entre los demás. Desapareciendo entre el montón. Dirigiéndose a algún lugar. Perteneciendo a algún lugar. ¿Puede ser que sea la única que no pertenece a ningún lugar? ¿Cómo es posible que con tanta gente al rededor, no me sienta parte de nada? Me siento una nena que mira a todos pasar y no puede actuar por sí misma, ni llegar a lo que buscaba, ni conseguir algo, cualquier cosa, por más mínima que sea. ¿Es por miedo? ¿Miedo a qué? Las oportunidades pasan igual que la gente, ¿por qué será? ¿por qué será que las desperdiciamos? Y así vuelvo al mismo punto todo el tiempo. Y quedar en nada.
A-
Título: Norah Jones

Road trippin'

Dejar pasar situaciones, evitar complicaciones, desperdiciar oportunidades. Podría haber sido yo, pero claro nadie se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde. Ella me ganó y yo, fiel a mi misma, no me di cuenta hasta recién cuando esa canción me recordó a él. Es una lástima saber que tenía todo servido en bandeja y lo desperdicié. Es una lástima que esas oportunidades no pasen todos los días. Es una lástima que no haya tantos como él.
Tonta, insegura, miedosa y sobre todo enamoradiza. Si bien no estás en una situación mala ni desesperante, podrías haber tenido un poco más de valor y de esa manera no estarías así.
Ahora digo Agustina, ¿por qué pensas en esto recién ahora? ¿Qué es lo que te hizo reflexionar de esta manera? Las cosas siguen estando iguales que antes, no hay mucho diferente que digamos y sin embargo ahora se te ocurre volver a pensar en él. ¿Qué es lo que cambió tu forma de ver las cosas? ¿Desde qué perspectiva miras la situación ahora? Quizás esto de estar en un micro sola y aburrida te lleva a a esto, a repasar conversaciones de meses atrás, de arrepentirte de no preguntarle por qué esa canción, de acordarte la primera vez que le dirigiste la palabra y de los momentos incómodos durante el año. ¿Qué te llevó a pensar en todo eso en este viaje?
A-
Título: Red Hot Chili Peppers

domingo, 28 de diciembre de 2014

Cold coffee 2

Puse el señalador en la página, tomé el último sorbo del café frío y me dispuse a escuchar una buena razón que explicara las vueltas que diste. "¿Te molesta si me siento?" me dijiste, y pensé que sí, la verdad sí... no me dejas seguir leyendo. Te contesto que no, que no había ningún problema. (total no le estaba prestando demasiada atención al libro de todas maneras).
Hablamos de mí, de lo que me gustaba, y lo que te gustaba a vos, de música, libros y deportes. Me invitaste un café mientras seguíamos hablando de los diferentes gustos y la personalidad de cada uno. Me contaste también que jugabas al fútbol y yo te conté que me encantaba leer y dibujar. Y ahí estaban de nuevo esas dos personalidades diferentes: por un lado el típico carilindo, castaño de ojos celestes, que no le da vergüenza nada, el que cree tener todo al alcance de su mano; y por el otro lado la chica rubia con el pelo corto y los ojos marrones, callada pero segura de sí misma y decidida, aquella persona que tiene que luchas por lo que quiere y que no se rinde tan fácil, que no se deja manejar.

Te veía como alguien completamente caradura, pero me simpatizabas. Después de hablar una hora, me di cuenta que ya estaba oscureciendo y que tenía que empezar a volver a casa porque se me iba a hacer tarde. Me pediste mi número de teléfono para arreglar para otro día y me acompañaste al subte. Una vez arriba, me puse a pensar en todo lo que habíamos hablado. ¡Y pensar que te había visto como un idiota cuando me acerqué a preguntarte por qué me mirabas! Aproveché los 20 minutos que me faltaban hasta llegar y pensé qué loco era todo. Ir a tomar un café y leer, y terminar charlando con un desconocido que termina siendo simpático y hasta me pide mi número.

Llegué a mi casa, me saqué las botas mojadas y las dejé al lado de la puerta, colgué el piloto en el perchero y me fui a bañar. Cuando salí, tenía un mensaje.

Cold coffee

-¿En qué pensas? ¿Por qué estás tan callada? ¿Te pasa algo? ¿Estás enojada conmigo? ¿Por qué no me hablás? ¿Qué te hice? Eeu, hablame.

-Perdón estaba distraída. Estaba pensando en el momento que nos conocimos, ¿te acordás? En ese café de Belgrano, no me acuerdo el nombre ahora. Me acuerdo que yo estaba leyendo en una de las mesas que daban al hogar y de repente escucho que la puerta se abre y entras vos todo mojado. Me acuerdo que fuiste directo al fuego a sacarte el piloto para que se te seque. Y cuando me estaba por ir, empezó a llover tanto que era imposible salir con esa lluvia y frío. Volví a mi mesa, pero ya estaba ocupada, entonces fui a una de las que estaban contra la calle a ver pasar los autos y la lluvia. En eso veo que me estabas mirando. Bajé la mirada y miré la tapa del libro que tenía en mis manos, Un lugar llamado aquí. Lo abrí y retomé en el capítulo nueve, donde me había quedado. Sandi Shortt había desaparecido y estaba caminando sola, cuando se encuentra con Bernard, Helena, Joan, Derek y Marcus. Cinco estudiantes que desaparecieron durante una acampada que organizó el colegio en los años sesenta y nunca los encontraron. Pero aquí estaban ahora, mayores, más sensatos y con la inocencia perdida. Y yo los había encontrado... No siquiera le estaba prestando tanta atención a lo que leía, sentía que me estabas clavando la mirada, y me intimidaba. Por eso decidí no levantar la vista y continuar con mi lectura. Capítulo 10. Cuando tenía catorce años, mis padres me convencieron para que fuera a una terapeuta cada lunes después de clase, No tuvieron que insistir mucho. En cuanto me dijeron que podía hacerle cuantas preguntas quisiera... Aajj, esa sensación. Definitivamente alguien me estaba mirando, no podía seguir leyendo como si nada pasara. Levanté la mirada y te vi, no tenías vergüenza, no me dejabas de mirar. Sentía que tenía algo, el pelo todo despeinado o algo. No sabía por qué me mirabas tanto. Entonces me paré y me dirigí a tu mesa. Apoyé el libro y sin ningún miedo te pregunté qué era lo que tanto me mirabas. Y tu respuesta: "sinceramente no sé" me llamó la atención. Ahí fue cuando me enojé. ¡Qué respuesta sin sentido! Qué tonta me sentí. Me di vuelta, volví a mi mesa y me puse a leer de nuevo. ...y que esa persona estaba cualificada para responderme, casi no hizo falta que me llevaran a la escuela... La lluvia iba parando. Me quería ir de ahí. En eso, levanto la vista y te veo parado justo al frente mío y me decís: "creo que no empezamos bien, me llamo Santiago".


(to be continued)

It will rain

Esas gotitas que se mueven rápidamente en el vidrio del auto, te hacen pensar. Te traen miles de recuerdos, de cuando eras chiquita y jugabas con tu hermano para ver cuál gota iba más rápido; o de aquél día que tanto se mojaron al salir del cine. Podes ver la lluvia y relajarte, recostarte y dormir con ese sonido de fondo, tranquilizador. Ese sonido que te asegura que nada va a pasar. Otra reacción ante estas pequeñas gotas es el deseo de salir, mojarte. Sentir la llovizna en tu cara y correr por la calle empapada sin importar lo que pase después. Sentirte viva, presente.
Viendo ahora por la ventana de al lado de la computadora, lo único que me transmiten en tristeza. ¿Qué otra reacción se puede esperar de esta lluvia?
A-
Título: Bruno Mars

Waiting on the day

Hay veces que lo único que tenés que hacer es no hacer nada. Esa es la solución perfecta para todos los problemas, aunque simplemente sea por un momento.

Recostarte en tu cama, perderte en las canciones, olvidarte de los demás. Cerrar los ojos e imaginar que estás en un lugar que te transmite paz, tranquilidad. Tomarte el tiempo para pensar en absolutamente cualquier cosa que se te pase por la mente. Y dejarte llevar...
A-
Título: John Mayer